“La dialectica es la ciencia de la interconexión universal” (Engels)
“Nada existe excepto en relación con su opuesto” (Paul Twitchell).
“El espacio donde se puede comprender bien la dialéctica entre filosofía y ciencia es el lenguaje” (Wittgenstein)
La Unión de Opuestos
El mundo lo percibimos y lo concebimos estructurado en pares de opuestos como: luz-oscuridad, caliente-frío, seco-húmedo, alto-bajo, rico-pobre, etc. Nuestro lenguaje también refleja estos conceptos opuestos.
En la naturaleza, estos opuestos están regidos por una fuerza, energía o poder que los trasciende, armoniza y los hace complementarios entre sí. Para muchas culturas, contactar o sintonizar con ese poder superior que trasciende la dualidad supone alcanzar la sabiduría.
Los antiguos griegos denominaban “Logos” a ese poder, que no solo armonizaba los opuestos, sino también era el generador de ellos. El Logos se manifiesta como el patrón universal de los opuestos.
A nivel superficial, los opuestos aparecen separados y sin relación entre sí. A nivel profundo, los opuestos están conectados. La conciencia conecta los opuestos y la unión de los opuestos produce consciencia.
La unión de los puestos está simbolizado por el Ouroboros, la serpiente mítica que se muerde la cola. Simboliza la conciencia, con sus propiedades de circularidad, retroalimentación y autorreflexión.
Ouroboros
Características de la unión de los opuestos
Ley de polaridad.
Todas las cosas se manifiestan en pares de opuestos. Cada cosa arrastra consigo a su opuesto. Ambos son complementarios e inseparables. Nada puede existir excepto en relación a su opuesto. Sin montañas no puede haber valles, sin luz no puede haber sombra, etc.
Actividad.
Los pares de opuestos están siempre activos. La experiencia humana es la experiencia de la tensión de los opuestos, la interacción de las dualidades en oposición. El ser humano es una gran red de fuerzas duales. Somos “víctimas” de los pares de opuestos.
Conciencia.
La conciencia es la que actúa como vínculo o enlace entre los opuestos. En la unión de opuestos surge la consciencia, y con ella el poder, la energía, la fuerza, la libertad, la sabiduría, la creatividad, la armonía y la paz.
Número 3.
El número 3 es el símbolo de la unión de los opuestos. El número 1 simboliza la unidad, la simplicidad, lo indiferenciado y la paz. El número 2 simboliza la dualidad, la complejidad, lo diferenciado y la confrontación. El número 3 simboliza la armonía y la síntesis de los opuestos. El número 3 es el símbolo de la conciencia. El número 3 también simboliza la fuerza, el poder y a la vez la armonía y el amor. A Dios se le suele representar como un triángulo con un ojo en su centro.
Modos de conciencia.
Los opuestos se manifiestan en el ser humano como los dos tipos de conciencia asociados a los dos hemisferios cerebrales: el derecho (HD) y el izquierdo (HI). El modo HD es sintético e intuitivo. El modo HI es analítico y racional. El pensamiento racional y el intuitivo son dos aspectos extremos de la conciencia: el superficial y el profundo, respectivamente. El juego de la conciencia se manifiesta como una lucha y armonización entre estos dos polos.
El pensamiento intuitivo cada vez más particularizado se convierte en pensamiento racional. El pensamiento racional, cada vez más abstracto se convierte en último término en pensamiento intuitivo. Un pensamiento concreto no surge por sí solo, sino que es el resultado de un proceso interno que tiene su origen en lo profundo.
Paradojas.
A veces, la unión de los opuestos se presenta como paradoja. Pero la paradoja no debe considerarse un obstáculo o problema. Aceptando los dos polos en conflicto surge la conciencia y la creatividad.
Historia de la unión de opuestos
Religión.
En el Eden había una conciencia unificada. El pecado original provocó la diferenciación y la aparición de los opuestos, representados por la dicotomía arquetípica bien–mal. En la tradición occidental, la religión es un re-ligare, un volver a unir al hombre con la divinidad.
En el Evangelio gnóstico de Tomás se dice: “Cuando seáis capaces de hacer de dos cosas una, y de configurar lo interior con lo exterior, y lo exterior con lo interior, y lo de arriba con lo de abajo, y de reducir a la unidad lo masculino y lo femenino, de manera que el macho deje de ser macho y la hembra hembra; cuando hagáis ojos de un solo ojo y una mano en lugar de una mano y un pie en lugar de un pie y una imagen en lugar de una imagen, entonces podréis entrar en el Reino”.
Antigua Grecia.
En Occidente, Heráclito fue el primero en descubrir la extraordinaria importancia de la unión de opuestos:
Todos los procesos naturales implican contrarios (caliente-frío, húmedo-seco, etc.). Sin su contrario, sería imposible que uno de ellos existiera.
El mantenimiento de todas las cosas y todos los seres del universo se debe a la tensión entre contrarios en lucha y a la unidad que los envuelve y armoniza.
La unidad de los contrarios es la sustancia primordial: el fuego, la materia más sutil y menos corpórea.
El fuego, que es inestable y cambiante, es el símbolo del devenir, del Logos.
La unidad de los contrarios en lucha, la sustancia primordial (el fuego) es la única ley suprema, la razón o sabiduría universal, el Logos, la armonía oculta que sostiene el mundo.
La armonía y unidad de los contrarios, el Logos, se manifiesta en el perpetuo fluir de todas las cosas. “Todo cambia, nada permanece”. El movimiento, el cambio, es constitutivo del Ser.
Toda cosa, al estar sometida constantemente al cambio, es distinta en cada momento que se la considera. “No es posible bañarse dos veces en el mismo río”.
Debemos escuchar al Logos, que nos enseña que todas las cosas son una. El Logos es el principio del orden, de la armonía y del conocimiento.
La sabiduría suprema consiste en descubrir y conocer el Logos que gobierna todas las cosas y que se manifiesta como devenir. El Logos es la razón o sabiduría universal.
La verdadera religión consiste en fundirse con el Logos, en la unión del pensamiento individual con la sabiduría universal.
Heráclito denominaba ”enantiodromía” (del griego, enantios, contrario, opuesto, y dromos, carrera: correr en sentido contrario) al juego de los opuestos en el devenir, esto es, la noción de que todo produce su contrario. De vida nace la muerte, de la muerte la vida, de la vigilia el sueño y del sueño la vigilia, etc. También denominaba “sinapsis” a la unidad necesaria de los contrarios, término hoy adoptado por la histología.
Frente a la concepción de Heráclito, se suele situar a Parménides, que sostenía que el Ser es inmutable. Pero ambos tenían razón: el Ser es inmutable, y su manifestación es el Logos, que es el patrón universal, la pauta que conecta todo, en todos los aspectos.
Taoismo.
Para la antigua sabiduría china, hay unos opuestos universales, y a la vez complementarios: el yin (el principio femenino) y el yang (el principio masculino). El Tao es el poder que sustenta y armoniza estos principios opuestos, la energía primaria y creativa que guía el desarrollo de la naturaleza. Los opuestos se combinan eternamente en diversos niveles de interrelación y en infinitas series de polaridades alternantes.
En el I Ching (El Libro de los Cambios), los dos tipos de opuestos (yin y yang) se representan respectivamente como una línea partida y una línea continua, y se agrupan en 8 tipos de trigramas, que al enfrentarse entre sí producen 64 hexagramas. Estas 64 configuraciones representan arquetipos universales [ver Apéndice – I Ching].
El símbolo del yin-yang y los 8 trigramas
Wu Wei −literalmente, “sin esfuerzo” o “no acción”− es una doctrina esencial de la filosofía Taoísta. Se refiere a la unión de dos opuestos: la acción y la no-acción, a la acción sin esfuerzo, a la acción exterior desde el reposo y la armonía interior.
Doctrinas orientales.
Las doctrinas orientales sostienen que mediante una mente en calma se alcanza un estado tracendente, simple, puro, esencial, más allá de la dualidad. En Budismo, este estado de paz interior se describe como “el centro en medio de las condiciones”. En el Taoismo chino se le denomina “medio amarillo”. En el Hinduismo se le llama “nirvandva” (que quiere decir “libre de opuestos”).
Maharishi, en su obra “La Ciencia del Ser y el Arte de Vivir” afirma que es posible unir los valores de la conciencia absoluta (conciencia pura) y la relativa (campo de la actividad) y vivir la vida cotidiana sin perder la conexión con el Absoluto. Es esa conexión lo que permite desplegar la inteligencia creativa. “El arte de vivir radica en que la mente cultive dentro de sí misma el estado eterno del Ser absoluto” [Maharishi, 1981].
Alquimia.
Los antiguos alquimistas expresaban la unidad de los opuestos con la imagen del Rebis hermafrodita, el símbolo del andrógino. Con sus prácticas, los antiguos alquimistas buscaban la conciencia suprema intentando unir lo interno y lo externo.
Paracelso −con el que tanto se identificó Jung− era firme partidario de combinar los opuestos de ciencia y espiritualidad en una unidad operativa de orden superior.
Para Nicolás de Cusa, la dualidad se resuelve en la unidad mediante la conjunción de los opuestos. Intentó aplicar este principio a todos los niveles, incluyendo el humano (la política) y el cósmico.
Psicología analítica.
Según Jung, hay una danza de opuestos, una polaridad inherente a todo lo manifestado, tanto a nivel interno como externo. La energía es la consecuencia de la tensión de los opuestos. Los opuestos luchan para lograr un equilibrio mutuo y coexistir en armonía, pues ambos se necesitan entre sí. Si no se resolviera este conflicto, si hubiera unilateralidad (por la victoria de uno sobre otro) en el mundo manifestado, habría desequilibrio, con pérdida o estancamiento de la energía. “Es misión nuestra conciliar y unir los opuestos (Conjuntio Oppositorum): el consciente y el inconsciente” [Jung, 2007].
Jung, en “Siete Sermones a los Muertos” [Hoeller, 2005], se alineó con la antigua sabiduría gnóstica al propugnar el principio de individuación, un proceso de unión de los opuestos entre el Ego (consciente, el “yo” superficial, externo) y el Ser (inconsciente, el “yo” profundo, interno). Hay que integrar la sombra (el aspecto inferior inconsciente de la personalidad) con el consciente mediante los arquetipos antropomorfos del Anima (la parte inconsciente femenina en el hombre) o el Animus (la parte inconsciente del hombre en la mujer). A Jung se le considera el pionero de la nueva gnosis.
La Dialéctica
El concepto
Se denomina “principio dialógico” a dos términos antagónicos y a la vez complementarios. Aunque se oponen, son indisociables; uno no puede existir sin el otro.
La dialéctica −literalmente, “técnica de la conversación”− es una doctrina filosófica que estudia el enfrentamiento, lucha o contradicción entre opuestos y como superarlos, armonizarlos, resolverlos o trascenderlos desde una perspectiva superior para tratar de alcanzar la verdad. El enfrentamiento y la superación se suele presentar como la triada tesis-antítesis-síntesis, en donde tesis y antítesis son los opuestos y la síntesis es la armonización o superación de los dos anteriores, que se sitúa en un nivel superior.
Los opuestos (o contrarios) surgen al definir una cosa (pues implícitamente se está definiendo su contraria) y al afirmar algo (pues implícitamente también se esta negando lo opuesto). La dialéctica sería la tendencia natural de la mente humana a generalizar, trascender, integrar o unificar los opuestos con el fin de lograr una conciencia o comprensión superior.
La dialéctica también ha sido considerada a lo largo de la historia de diferentes maneras, entre ellas:
El arte del diálogo y la discusión, confrontando puntos de vista opuestos, para llegar a la verdad.
El movimiento ascendente de la consciencia desde lo sensible (la certeza de los sentidos) hacia lo inteligible mediante el desarrollo de conceptos de mayor grado de generalidad.
El arte de ordenar los conceptos en géneros y especies.
La estrategia de evolución o desarrollo de la propia naturaleza (dialéctica de la naturaleza) basada en la tensión continua de fuerzas contrarias.
La lucha de contrarios por la cual surge el proceso de la historia.
Un método científico o una ciencia (o meta-ciencia) universal.
La ciencia de las leyes generales del movimiento de la naturaleza y del pensamiento.
Una parte de la lógica o una nueva lógica.
Una cosmovisión: la ciencia de las leyes más generales de los fenómenos de la realidad (la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano).
Una breve historia de la dialéctica
Heráclito es considerado el precursor de la dialéctica al afirmar que todo está formado por opuestos que siempre están en estado de tensión dinámica, de manera que la realidad es el resultado del equilibrio entre fuerzas opuestas.
Zenón de Elea fue, según Aristóteles, el creador de la dialéctica, al introducir en la filosofía la idea de la refutación racional de ciertas teorías aparentemente racionales, mostrando que conducen a paradojas y contradicciones.
Para Sócrates la dialéctica equivale al diálogo inductivo, es decir, una serie de preguntas y respuestas que acercan progresivamente a la verdad. En los Diálogos de Platón, Sócrates aparece como utilizador un tanto especial de la dialéctica, pues refutaba mediante un razonamiento dialogado la afirmación de un interlocutor, que terminaba por aceptar un enunciado contrario al inicialmente planteado.
Platón convirtió la dialéctica en método científico:
Considera que la dialéctica es el método filosófico supremo, el método científico (“el modo de las ciencias”), el método para ascender desde la mera opinión hacia el verdadero conocimiento, conocimiento que consiste en la contemplación directa, inmediata e intuitiva de las ideas, más allá de la razón. En algunos de sus Diálogos, Platón identifica la dialéctica con la filosofía.
Ofrece en sus Diálogos uno de los primeros ejemplos de aplicación del método dialéctico, en donde utiliza el procedimiento de realizar preguntas incisivas y radicales para poner a prueba sus propias teorías (concretamente, la teoría metafísica de las formas), convirtiéndose así en el primer filósofo que practica la autocrítica. Platón intenta mostrar que le interesa más la búsqueda de la verdad que la defensa de sus posiciones particulares.
Distinguía dos modalidades de dialéctica: la ascendente (o generalizadora a partir de hechos particulares) y la descendente (o particularizadora a partir de principios generales).
También incluía en la dialéctica, además de la confrontación de las distintas ideas, las relaciones que mantienen entre sí unas ideas con otras, es decir, su estructura y comunicación.
Aristóteles niega el carácter científico a la dialéctica, considerándola solo como “el arte de lo probable”, la doctrina de los juicios y conclusiones posibles, pero la eleva al máximo rango al calificarla como “filosofía primera”, y conservando el término “lógica” a la lógica puramente formal. Distinguía entre:
Razonamiento inductivo (o dialéctica ascendente). Parte de premisas posibles (premisas cuya verdad no había sido previamente comprobada), tiene carácter inductivo y utiliza silogismos dialécticos.
Razonamiento demostrativo (o dialéctica descendente). Parte de premisas verdaderas, tiene carácter deductivo y utiliza silogismos demostrativos. Este tipo de razonamiento es el que conduce al verdadero saber.
Los neoplatónicos reforzaron la concepción de Platón. Plotino defendía la dialéctica ascendente y Proclo la descendente.
Para los estoicos, la lógica se divide en dialéctica y retórica. La dialéctica (“solo el sabio es dialéctico”) es la ciencia de dialogar acertadamente acerca de los juicios por medio de preguntas y respuestas, y es también la ciencia de lo verdadero, lo falso y lo neutral.
Kant tituló “dialéctica trascendental” a una sección de su obra “Crítica de la Razón Pura”, sección dedicada a tres ideas metafísicas (tres totalidades): alma, mundo y Dios (mundo entendido como totalidad de los fenómenos físicos). Según Kant, estas ideas se encuentran más allá de la experiencia humana de los fenómenos, e intentar traspasar la barrera de la experiencia en busca de lo incondicionado y absoluto conduce a contradicciones, al poderse demostrar una cosa (tesis) y su contraria (antítesis). Por lo tanto no es posible una ciencia de la metafísica. El fenómeno (lo condicionado) es cognoscible, pero el noúmeno (la cosa en sí, lo incondicionado) es incognoscible.
Para Hegel, la dialéctica es la esencia de la realidad, de la razón humana y de la naturaleza. La realidad es dialéctica.
Los opuestos siempre coexisten, no pueden darse uno sin el otro, y juntos constituyen una realidad superior. Todas las cosas son contradictorias en sí mismas. La contradicción es la raíz y principio de la evolución. Solamente aquello que encierra una contradicción se mueve, evoluciona. La realidad está en proceso de transformación o desarrollo y su motor es la contradicción. La dialéctica expresa la contradicción existente en el mundo y la necesidad de superar esa situación para lograr la realización total.
Causa y efecto son momentos de la dependencia recíproca universal: la misma cosa se presenta primero como causa y luego como efecto. Es necesario tomar conciencia de la intercausalidad, de las leyes de conexión universal objetiva, de la lucha y la unidad de los contrarios en los procesos de la naturaleza y la sociedad.
Identifica (como Platón) dialéctica con filosofía, pero con ciertas diferencias. Para Platón, hay que sacrificar el principio de no contradicción para poder concebir la unidad de los opuestos. Para Hegel, la contradicción es una estructura objetiva que la razón no puede rechazar cuando los pares de opuestos se presentan en la mente y en la naturaleza. Los razonamientos pueden ser contradictorios pero la naturaleza no es contradictoria.
El carácter dialéctico de todo ente tiene dos aspectos: 1) con la totalidad de lo real; 2) con relación a otros entes.
La realidad última, que denomina “Geist” (que podemos traducir como Absoluto, Logos, Mente Universal o Espíritu) es la fuerza o el poder que opera a través de la historia y de la sociedad. Espíritu no es lo opuesto a materia, sino lo más poderoso, profundo y real de lo existente. “Solo lo espiritual es lo real”. La historia progresa hacia la autorrealización del Geist, a su autoconciencia y libertad. Este proceso tiene una estructura dialéctica, es decir, un concepto se enfrenta a su opuesto y como resultado de este conflicto, se alza un tercero, la síntesis, que es un nivel superior de verdad. Este nivel superior es también de carácter más real. Verdad, realidad, libertad y conciencia van unidos. En el nivel superior, la síntesis se convierte en una nueva tesis, que tiene su correspondiente antítesis, que se resuelven en una nueva síntesis de nivel aún más superior, y así sucesivamente hasta que se alcanza la realidad última: el Absoluto, la última síntesis en el que no existe conflicto alguno porque no tiene antítesis, no hay dualidades. La historia es la expresión de este flujo de ideas en conflicto y resolución avanzando hacia el Absoluto.
La actividad humana une dos opuestos: lo subjetivo (la razón) y lo objetivo (la realidad). “Todo lo real es racional”.
La naturaleza y la historia forman una unidad, que es la realidad. Lo racional es lo real. La sociedad y su evolución (la historia) es un proceso ajustado a la razón. Hay que interpretar la historia desde la racionalidad. Lo racional rige el mundo. La historia es el proceso de evolución hacia la totalidad, la verdad y la libertad.
El conocimiento tiene una estructura dialéctica porque la realidad es dialéctica. El conocimiento total y absoluto se logra con la completa identidad de sujeto y objeto. El conocimiento dialéctico es conocimiento absoluto. La dialéctica no es solo la estructura de la realidad, también es un método de conocimiento.
Cada ente particular (conservando su relativa independencia y singularidad) remite a la totalidad de lo real, y solo en la totalidad puede ser comprendida. En la totalidad reside la verdad, el verdadero conocimiento. “Lo verdadero es el todo”. La realidad y el conocimiento no están fragmentados.
La dialéctica tiene dos aspectos: ontológico (la realidad dinámica producida por la tensión de los opuestos) y lógico (basado en el principio de contradicción, que trasciende y armoniza los opuestos).
La lógica dialéctica es una nueva lógica que supera la contradicción y que abre el camino a nuevas formas de conocimiento, más allá de sus aspectos formales, para penetrar cada vez más en la verdadera esencia de la realidad. El objetivo de la dialéctica es la verdad, con toda su riqueza de relaciones.
Karl Marx propone, frente a la dialéctica idealista de Hegel, una dialéctica opuesta de tipo materialista, práctica y revolucionaria, una dialéctica aplicada a los procesos económicos: el materialismo dialéctico:
Toda la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases, y la confrontación entre clases es el motor del cambio social.
La materia es el fundamento de toda la realidad objetiva. La materia no puede ser creada ni destruida, es infinita y eterna.
El mundo es materia en movimiento. El mundo es la diversidad de formas del movimiento de la materia.
El espíritu (la mente o la conciencia) es la “realidad última”, pero no en sentido ontológico, sino evolutivo, darwiniano: la mente es el resultado final de la organización de la materia, una propiedad emergente de la materia, que evoluciona hasta tomar conciencia de sí misma (y de su propia conciencia). La conciencia surge a posteriori. Lo subjetivo (lo mental) está subordinado a lo objetivo (lo material).
La cognoscibilidad del mundo se fundamenta en lo material, en su existencia objetiva espacial y temporal.
El proceso histórico real avanza desde lo simple, concreto e inferior hacia lo complejo, abstracto y superior.
No se trata de interpretar el mundo ni de superar los contrarios, sino de transformarlo, eliminando lo negativo y reforzando lo positivo para construir una nueva sociedad. La tesis (el origen del problema) es la mala distribución del capital. La antítesis propuesta es que los proletarios debían ser dueños de los medios de producción y lograr un reparto equitativo del capital económico. La síntesis (o más bien conclusión) es la transformación revolucionaria: el comunismo, con la abolición de las clases sociales.
Engels formuló sus famosas tres leyes del materialismo dialéctico:
La ley de la unidad y lucha de contrarios.
Esta ley es la esencia de la dialéctica. Los contrarios se excluyen mutuamente y, al mismo tiempo, no están separados, son interdependientes, y solo pueden ser comprendidos en su relación mutua. Esta relación mutua entre los opuestos constituye la unidad de los contrarios. Todo en la naturaleza está compuesto por pares de opuestos en continua tensión, que producen los cambios en la naturaleza y su diversificación. La lucha de contrarios constituye la fuerza motriz del desarrollo y la evolución. El carácter de lucha de contrarios es universal, pues se manifiesta en todos los ámbitos: en la sociedad, en la naturaleza y en la ciencia.
La ley de transformación de cantidad en calidad y viceversa.
El aumento o disminución de la cantidad de materia transforma y cambia su calidad, y viceversa. El cambio de la cantidad, dentro de ciertos límites, no produce cambios cualitativos. Pero si se rebasan esos límites, se producen transformaciones cualitativas. Los cambios cualitativos producen siempre cambios cuantitativos. Los cambios cuantitativos son continuos, graduales. Los cambios cualitativos son discontinuos, se producen por saltos. El proceso de conocimiento se realiza de tal manera que la calidad antecede al de cantidad.
La ley de la negación de la negación.
El término “negación” lo introdujo Hegel en la filosofía, para significar desarrollo de la idea o pensamiento, es decir, de manera idealista. Engels lo interpreta de manera materialista: la negación se refiere al desarrollo de la materia, a su renovación, transformación, evolución o sustitución de lo viejo por lo nuevo. La negación es no solo la negación de lo viejo, sino también afirmación de lo nuevo. El desarrollo o evolución se manifiesta como una serie de negaciones sucesivas, en un proceso en espiral. Es en espiral porque en fases posteriores se conservan algunos aspectos, rasgos o contenidos positivos de las fases anteriores. No existe nada definitivo y absoluto. El proceso de ascenso de lo inferior a lo superior es infinito. A nivel estrictamente lógico, la negación de la negación de x sería igual a x. En dialéctica esto no es así, pues el mecanismo de la negación ofrece siempre una renovación o superación.
Para Engels, la dialéctica es la ciencia de la interconexión universal, la base metodológica de las ciencias sociales y naturales. Desarrolló el materialismo dialéctico en su obra “La transformación de las ciencias por el Sr. Dühring”, más conocida con el nombre de “Anti-Dühring” (pues iba contra las tesis propugnadas por el anarquista alemán Karl Eugen Dühring),
Con Lenin se inicia la versión marxista-leninista del materialismo dialéctico.
La ley de la unidad y lucha de contrarios es la ley fundamental del mundo objetivo y del subjetivo. Esta lucha de contrarios es precisamente el motor del desarrollo.
Los contrarios forman una unidad y no es posible separarlos. Existen en una relación de mutua interdependencia. Por ejemplo, lo particular existe por su vinculación con lo general, y lo general existe únicamente a través de lo particular, revela la esencia de lo particular. Lo general existe objetivamente en la propia realidad, no separado de las cosas, sino en las propiedades comunes de las cosas. Lo general se refleja en nuestra conciencia, pero no es creada por ella.
La unidad del mundo se expresa en su concatenación, es decir, en la relación existente entre los distintos fenómenos. El mundo hay que estudiarlo como un todo interrelacionado.
La materia denota la realidad objetiva y existe independientemente de la mente. A través de las sensaciones se crea una imagen o copia a nivel interno (subjetivo).
No hay diferencia alguna entre el fenómeno y el noúmeno (la cosa en sí). La esencia (noúmeno) se manifiesta en el fenómeno, y el fenómeno revelo lo esencial.
Verdad es la correspondencia entre idea y objeto, entre lo interno y lo externo, entre el sujeto conocedor y el objeto de conocimiento. Verdad absoluta es la que es verdad por sí misma, sin ninguna relación con otras. Verdad relativa es la que depende de otras.
Debemos pensar dialécticamente, es decir, no debemos considerar el conocimiento como terminado e inalterable. Y también debemos tener conciencia del proceso de cómo emerge el conocimiento, desde la ignorancia y lo inexacto hacia lo completo y lo exacto.
Sartre, en su “Crítica de la Razón dialéctica”, proponía una dialéctica fenomenológica basada en el existencialismo del ser y la nada, una dialéctica radical y fundamental. Fue un gran defensor de la importancia de la confrontación de opiniones como factor esencial para lograr conocimiento.
La dialéctica y la conciencia
La dialéctica puede considerarse una ciencia en dirección opuesta a la lógica. La lógica es descendente y se basa en la razón, avanzando desde lo general a lo particular. La dialéctica es ascendente y se basa en la intuición, avanzando desde lo particular a lo general, hacia la conciencia superior.
La dialéctica es el mecanismo universal de la conciencia humana. Tiene dos componentes esenciales:
La negación (o lo contrario). Es un mecanismo básico de la conciencia que nos permite pasar de un concepto a su opuesto. Es el mecanismo más simple y universal.
La síntesis. Es la tendencia natural de la mente de ir hacia una conciencia superior, de tal manera que los opuestos se ven como elementos particulares de algo superior.
La conciencia es la que realiza la síntesis de los contrarios, que produce consciencia. La consciencia no surge del enfrentamiento, sino de la unión, del acuerdo, de la conexión, relación o colaboración entre opuestos, siempre contemplados desde un punto de vista superior.
En nuestra mente están conectados los dos modos básicos de conciencia, los dos polos universales, los modos analítico y sintético, de tal forma que la comprensión surge de la conexión de estos dos modos de conciencia. En nuestro cerebro hay una dialéctica permanente entre los dos hemisferios: el izquierdo (analítico, particularista) y el derecho (sintético, generalista). Su armonización, conexión o sincronización es la manifestación de la conciencia a nivel físico.
Cuando Hegel habla del Absoluto, está haciendo referencia a la conciencia suprema, la verdad, la realidad, la libertad, la perfección, la simplicidad, el orden, el poder, la sabiduría y la unidad, y en donde todos los conceptos (y sus opuestos) están conectados.
Lo primero es el Absoluto y luego los planos de manifestación. El materialismo dialéctico está equivocado, pues considera la materia como el fundamento de todo lo existente. Y es justamente lo contrario: el Espíritu, el Absoluto, es lo primero, pues es la fuente de todo lo demás, del mundo relativo, el mundo dual.
La dialéctica y las categorías filosóficas
Existe una relación muy estrecha entre la dialéctica y las categorías filosóficas, pues éstas constituyen el máximo nivel de abstracción de la realidad interna y externa. En este sentido:
Las categorías filosóficas deberían ser el resultado final del proceso dialéctico, el límite o frontera con el Absoluto.
Las categorías filosóficas deberían estar estructuradas como pares de opuestos o duales.
Al existir una multiplicidad de pares de opuestos que podrían establecer relaciones dialécticas, es más adecuado hablar de “multiléctica”.
Los filósofos también consideraron categorías dialécticas:
Platón estableció 5 categorías filosóficas de tipo dialéctico: Movimiento, Reposo, Diferencia, Identidad y Ser. Aquí aparecen los pares de opuestos Movimiento-Reposo e Identidad–Diferencia. La categoría “Ser” es la categoría suprema o unificada, la que sostiene y fundamenta las demás categorías.
En las 10 categorías de Aristóteles podemos identificar pares de categorías opuestas: Cantidad–Cualidad, Acción–Pasión y Lugar-Tiempo.
En las famosas 12 categorías de Kant también podemos detectar pares de conceptos opuestos: Cualidad–Cantidad, Unidad–Pluralidad, Causa–Acción, Posibilidad–Imposibilidad, Existencia–No existencia y Necesidad–Contingencia.
Hegel realizó una gran aportación al sistema dialéctico de las categorías filosóficas. Al establecer la estructura dialéctica de la propia realidad, unió la dialéctica (unión y lucha de contrarios) con las categorías filosóficas. Sus categorías filosóficas tienen una clara estructura dialéctica, con un par de opuestos y un tercer elemento de unión de los dos anteriores:
Tipo de categorías
Categorías dialécticas
Unión
Ser
Cualidad y Cantidad
Medida
Esencia
Existencia y Fenómeno
Realidad
Concepto
Conocimiento subjetivo y objetivo
Idea
Kant veía insuperables las cuestiones dialécticas de fenómeno y noúmeno, lo absoluto y lo relativo, mente y naturaleza. Hegel corrige a Kant al afirmar que la filosofía debería ser la ciencia de lo absoluto, de la totalidad, el saber universal, el conocimiento absoluto. Y el método dialéctico es la vía para el conocimiento absoluto, para descubrir la esencia de las cosas.
El materialismo dialéctico es un sistema muy rico en categorías dialécticas, que son consideradas universales, pues afectan a todos los ámbitos del conocimiento. Constituyen un paradigma universal, una forma global de ver el mundo. Estas categorías dialécticas tienen las características siguientes:
Cada par de categorías dialécticas están interrelacionadas o entrelazadas mediante leyes.
Son objetivas. A nivel subjetivo o interno son un reflejo de lo objetivo.
Están, como todo conocimiento, sujetas a la dialéctica, por lo que no son absolutas, son mutables.
No existe una tabla completa y cerrada de categorías dialécticas. No obstante se hacen referencia a las siguientes:
Materia.
La materia es la categoría fundamental. El mundo es materia y no existe nada que no sea material. “La materia es una categoría filosófica que sirva para designar la realidad objetiva, que es dada al hombre en sus sensaciones, que es copiada, fotografiada, reflejada por nuestras sensaciones, existiendo independientemente de ellas” (Lenin). La conciencia es una cualidad de la materia altamente organizada.
El movimiento es la característica esencial de la materia, su modo de existencia. La materia es inseparable del movimiento. El movimiento se refiere a cambio en general, a transformación, desarrollo o evolución. Incluye también a la conciencia o pensamiento, por ser cualidades de la materia.
Espacio – Tiempo.
Las categorías fundamentales de toda materia son el espacio y el tiempo. La materia existe en la infinitud del espacio y del tiempo. La materia no ha sido creada ni tendrá fin.
Diferencia – Identidad.
Son vías fundamentales del conocimiento y de la conciencia.
Abstracto – Concreto.
La realidad avanza desde lo concreto hacia lo abstracto, desde la materia hacia la conciencia.
Simple – Complejo.
La realidad avanza desde lo simple hacia lo complejo.
Subjetivo – Objetivo.
La conciencia es un reflejo subjetivo de la realidad objetiva. La conciencia se explica desde la materia, desde la naturaleza.
Exterior – Interior.
Lo exterior está asociado a la sensación y la percepción. Lo interior es lo oculto a las sensaciones.
Cantidad – Calidad.
La cantidad de un objeto se interpreta como alguna característica física: volumen, peso, etc. La calidad es lo que hace que un objeto sea lo que es y no otra cosa, y lo que lo distingue de los demás objetos. La calidad da idea de conjunto de un objeto. La calidad se manifiesta en cualidades, que son aspectos específicos. Cantidad y calidad son un todo único porque representan aspectos de un mismo objeto.
Esencia – Fenómeno.
El fenómeno expresa los aspectos exteriores de las cosas. La esencia es el aspecto más interno e íntimo, su razón de ser. La esencia determina el fenómeno, y el fenómeno remite a la esencia. Esencia y fenómeno son una unidad. Sin esencia no hay fenómeno, y sin fenómeno no hay esencia.
Contenido – Forma.
El contenido de un objeto es lo que posee dentro de sí, su aspecto interno. La forma expresa la estructura externa del contenido. El contenido determina la forma, y la forma condiciona el contenido.
Causa – Efecto.
Causa es un fenómeno que produce otro fenómeno. El efecto es el resultado de la acción de la causa. Causa y efecto están interrelacionados. Toda acción es interacción. “Lo que ahora y aquí es efecto, adquiere luego y allí carácter de causa y viceversa” (Engels). “Causa y efecto son simplemente momentos de dependencia recíproca universal, de conexión (universal), de la concatenación de los acontecimientos, simplemente eslabones en la cadena del desarrollo de la materia” (Engels).
Particular – General (o Singularidad – Pluralidad).
Lo particular expresa lo que es propio de cada objeto. Lo general indica las propiedades comunes de los objetos. Lo particular es una manifestación de lo general. Lo general reina sobre lo particular. Todo objeto es la unidad de lo singular y lo universal. Lo particular y lo general existen en una unidad indisoluble. “Lo particular no existe más que en la relación que lleva a lo general. Lo general existe únicamente en lo particular, mediante lo particular” (Lenin).
Teoría – Práctica.
La práctica es la fuente y el fin del conocimiento. La práctica es el único criterio valorativo de la verdad.
Posibilidad – Realidad.
Posibilidad se refiere a las diferentes alternativas de desarrollo. La realidad es la materialización de la posibilidad.
Necesidad – Contingencia.
La necesidad expresa lo esencial. La contingencia expresa lo accesorio. Lo necesario se expresa siempre. Lo contingente puede o no expresarse.
La meta-dialéctica
Más allá de la dialéctica está la meta-dialéctica (o dialéctica trascendental), que es ir más allá de la dialéctica, trascender la dialéctica, ascender a lo metafísico. Más allá de la dialéctica está la metafísica.
En la historia de la filosofía siempre ha habido una pugna entre dialéctica y metafísica. Según Kant, la dialéctica está limitada a lo fenoménico, no puede ir más allá. En general, podemos decir que la dialéctica máxima se alcanza con las categorías filosóficas. La meta-dialéctica es la metafísica, que solo la podemos intuir (es lo “místico”, que decía Wittgenstein).
Hay que preguntarse también si la dialéctica es o no es dialéctica, es decir, si existe una antidialéctica y una posible síntesis de ambas. Si las leyes de la dialéctica de Engels son invariables (absolutas), entonces la dialéctica no es discutible y no hay dialéctica de orden superior, la dialéctica no es dialéctica, lo que es una contradicción, pues se supone que todo concepto tiene que ser dialéctico. Por consiguiente, la dialéctica no debería estar sujeta a ningún tipo de leyes que la limiten. La dialéctica, por su propia naturaleza, debe ser abierta.
Adenda
Citas sobre la unión de opuestos
“La armonía surge de la fusión de los opuestos”. “El camino arriba y abajo es uno y el mismo”. “En la circunferencia, el principio y el fin coinciden” (Heráclito).
“Soy, en cierto modo, algo intermedio entre Dios y la nada” (Descartes).
“Qué es el hombre en la naturaleza? Nada con respecto al infinito, todo con respecto a la nada, un promedio entre la nada y el todo” (Blas Pascal).
“Sujeto y objeto son uno” (Erwin Schrödinger).
“Lo exterior es lo interior” (Kant).
“Hay unión entre el mundo interno y externo, luego soy” (Rodolfo Llinás).
“Lo que subyace en el nuevo paradigma es una unión de opuestos” (José Antonio Delgado González).
“Si una unión va a tener lugar entre opuestos, como espíritu y materia, consciencia e inconsciencia, luminoso y oscuro, etc., sucederá una tercera cosa, que representa no un compromiso sino algo nuevo” (Jung).
“La contradicción es la salvaguardia de la eternidad” (Stéphane Lupasco).
“Nada existe excepto en relación con su opuesto” (Paul Twitchell).
“El miedo nace de la dualidad” (Bhagavad Gita).
“Para generar el todo de la nada basta el uno” (Leibniz).
“Lo opuesto de un enunciado correcto es un enunciado incorrecto, pero lo opuesto de de una gran verdad puede ser otra gran verdad” (Niels Bohr).
“La separación primordial cielo-tierra es lo que ha provocado todo nuestro infortunio y en su unión está la base de la felicidad” (Lévi-Strauss).
“En Dios se halla la coincidencia de los opuestos” (Nicolás de Cusa).
“El principio dialéctico es el motor del progreso del conocimiento científico” (Jorge Wagensberg).
“Todo es dual; todo tiene dos polos todo su par de opuestos: los semejantes y los antagónicos son lo mismo; los opuestos son idénticos en naturaleza, pero diferentes en grado; los extremos se tocan; todas las verdades son semiverdades; todas las paradojas pueden reconciliarse” (Principio de Polaridad. El Kybalion).
Dios es la no-dualidad: “Yo soy Alfa y Omega, el comienzo y el fín”.
“Dios es el día y la noche, el invierno y el verano, la guerra y la paz, la saciedad y el hambre: todas las oposiciones están en Él” (Heráclito).
“El hombre se halla crucificado entre los opuestos y sufre hasta que adviene el tercero mediador” (Jung).
“No hay que tomar una decisión, sino aguantar los contrarios” (Jung).
“Contraria sunt complementa” (Los opuestos son complementarios). Escudo de armas de Niels Bohr.
“La mente humana tiende a organizar el pensamiento y la cultura alrededor de opuestos binarios, y trata de resolver la tensión resultante a través del acto creativo” (Levi-Strauss).
“Tanto el mito como la ciencia están estructurados por pares de opuestos relacionados lógicamente” (Lévi-Strauss).
“La realidad no es dual; la realidad es una integración monádica de lo inmanente dentro de lo trascendente” (Ken Wilber).
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