PRINCIPIO DIALÓGICO

“La realidad es dialéctica” (Hegel)

“La dialectica es la ciencia de la interconexión universal” (Engels)

“Nada existe excepto en relación con su opuesto” (Paul Twitchell).

“El espacio donde se puede comprender bien la dialéctica entre filosofía y ciencia es el lenguaje” (Wittgenstein)



La Unión de Opuestos

El mundo lo percibimos y lo concebimos estructurado en pares de opuestos como: luz-oscuridad, caliente-frío, seco-húmedo, alto-bajo, rico-pobre, etc. Nuestro lenguaje también refleja estos conceptos opuestos.

En la naturaleza, estos opuestos están regidos por una fuerza, energía o poder que los trasciende, armoniza y los hace complementarios entre sí. Para muchas culturas, contactar o sintonizar con ese poder superior que trasciende la dualidad supone alcanzar la sabiduría.

Los antiguos griegos denominaban “Logos” a ese poder, que no solo armonizaba los opuestos, sino también era el generador de ellos. El Logos se manifiesta como el patrón universal de los opuestos.

A nivel superficial, los opuestos aparecen separados y sin relación entre sí. A nivel profundo, los opuestos están conectados. La conciencia conecta los opuestos y la unión de los opuestos produce consciencia.

La unión de los puestos está simbolizado por el Ouroboros, la serpiente mítica que se muerde la cola. Simboliza la conciencia, con sus propiedades de circularidad, retroalimentación y autorreflexión.

Ouroboros


Características de la unión de los opuestos
Historia de la unión de opuestos
La Dialéctica

El concepto

Se denomina “principio dialógico” a dos términos antagónicos y a la vez complementarios. Aunque se oponen, son indisociables; uno no puede existir sin el otro.

La dialéctica −literalmente, “técnica de la conversación”− es una doctrina filosófica que estudia el enfrentamiento, lucha o contradicción entre opuestos y como superarlos, armonizarlos, resolverlos o trascenderlos desde una perspectiva superior para tratar de alcanzar la verdad. El enfrentamiento y la superación se suele presentar como la triada tesis-antítesis-síntesis, en donde tesis y antítesis son los opuestos y la síntesis es la armonización o superación de los dos anteriores, que se sitúa en un nivel superior.

Los opuestos (o contrarios) surgen al definir una cosa (pues implícitamente se está definiendo su contraria) y al afirmar algo (pues implícitamente también se esta negando lo opuesto). La dialéctica sería la tendencia natural de la mente humana a generalizar, trascender, integrar o unificar los opuestos con el fin de lograr una conciencia o comprensión superior.

La dialéctica también ha sido considerada a lo largo de la historia de diferentes maneras, entre ellas:
Una breve historia de la dialéctica
La dialéctica y la conciencia

La dialéctica puede considerarse una ciencia en dirección opuesta a la lógica. La lógica es descendente y se basa en la razón, avanzando desde lo general a lo particular. La dialéctica es ascendente y se basa en la intuición, avanzando desde lo particular a lo general, hacia la conciencia superior.

La dialéctica es el mecanismo universal de la conciencia humana. Tiene dos componentes esenciales:
  1. La negación (o lo contrario). Es un mecanismo básico de la conciencia que nos permite pasar de un concepto a su opuesto. Es el mecanismo más simple y universal.

  2. La síntesis. Es la tendencia natural de la mente de ir hacia una conciencia superior, de tal manera que los opuestos se ven como elementos particulares de algo superior.
La conciencia es la que realiza la síntesis de los contrarios, que produce consciencia. La consciencia no surge del enfrentamiento, sino de la unión, del acuerdo, de la conexión, relación o colaboración entre opuestos, siempre contemplados desde un punto de vista superior.

En nuestra mente están conectados los dos modos básicos de conciencia, los dos polos universales, los modos analítico y sintético, de tal forma que la comprensión surge de la conexión de estos dos modos de conciencia. En nuestro cerebro hay una dialéctica permanente entre los dos hemisferios: el izquierdo (analítico, particularista) y el derecho (sintético, generalista). Su armonización, conexión o sincronización es la manifestación de la conciencia a nivel físico.

Cuando Hegel habla del Absoluto, está haciendo referencia a la conciencia suprema, la verdad, la realidad, la libertad, la perfección, la simplicidad, el orden, el poder, la sabiduría y la unidad, y en donde todos los conceptos (y sus opuestos) están conectados.

Lo primero es el Absoluto y luego los planos de manifestación. El materialismo dialéctico está equivocado, pues considera la materia como el fundamento de todo lo existente. Y es justamente lo contrario: el Espíritu, el Absoluto, es lo primero, pues es la fuente de todo lo demás, del mundo relativo, el mundo dual.


La dialéctica y las categorías filosóficas

Existe una relación muy estrecha entre la dialéctica y las categorías filosóficas, pues éstas constituyen el máximo nivel de abstracción de la realidad interna y externa. En este sentido: Los filósofos también consideraron categorías dialécticas:
La meta-dialéctica

Más allá de la dialéctica está la meta-dialéctica (o dialéctica trascendental), que es ir más allá de la dialéctica, trascender la dialéctica, ascender a lo metafísico. Más allá de la dialéctica está la metafísica.

En la historia de la filosofía siempre ha habido una pugna entre dialéctica y metafísica. Según Kant, la dialéctica está limitada a lo fenoménico, no puede ir más allá. En general, podemos decir que la dialéctica máxima se alcanza con las categorías filosóficas. La meta-dialéctica es la metafísica, que solo la podemos intuir (es lo “místico”, que decía Wittgenstein).

Hay que preguntarse también si la dialéctica es o no es dialéctica, es decir, si existe una antidialéctica y una posible síntesis de ambas. Si las leyes de la dialéctica de Engels son invariables (absolutas), entonces la dialéctica no es discutible y no hay dialéctica de orden superior, la dialéctica no es dialéctica, lo que es una contradicción, pues se supone que todo concepto tiene que ser dialéctico. Por consiguiente, la dialéctica no debería estar sujeta a ningún tipo de leyes que la limiten. La dialéctica, por su propia naturaleza, debe ser abierta.



Adenda

Citas sobre la unión de opuestos
Bibliografía